lunes, 19 de septiembre de 2011

De los cambios y otras cosas...

Dicen que nadie sabe lo que tiene hasta que lo ve perdido y así es el ser (in)humano, tiende a no apreciar lo que le rodea, llámense objetos, personas o situaciones, el punto es que nos acostumbramos tanto a todo aquello que poseemos que cuando se ven afectados nuestros parámetros de cotidianeidad sentimos calambres.

  Hace unos días me entregaron el reglamento y horario de la capacitación que debo tomar para mi trabajo: 3 meses en instalaciones militares, horarios infames para levantarse a hacer EJERCICIO, si... ¡ejercicio a las 5:30 am! Regaderas comunes, comida de acuerdo al plan nacional de alimentación del ejército sin excepciones de ningún tipo, lo cual me hace semiconvulsionar por saber que me darán a ingerir lácteos enteros y mi intolerancia les vale dos kilos de madre, y que dudo mucho que el plan en comento incluya muffins, cupcakes, chai latte y café taster's choice.

    Cabe mencionar que no puedo llevar mi lap, ni ningun tipo de reproductor de música... ¿Algo más? Si, salgo hasta diciembre y las 24 horas que me dan a la semana para salir serán insuficientes para visitar, comer, dormir y hacer todo lo que quiero y es en ese momento en que comienzo a extrañar todo lo que me rodea y mucho más que todo esto es alejarme de la gente que amo.

   El sabado fui de compras para conseguir lo que me faltaba y traía una nube de nostalgia por todo lo que viene y de pronto leí en algun lugar una frase que decía más o menos así:

"Entre mayor es el esfuerzo, mayor es la recompensa"

Eso espero por la salud mental de esta Leona.

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