lunes, 4 de junio de 2018

De la magia mal ejecutada y otras cosas...

Llevo alrededor de media hora escribiendo y borrando párrafos acerca de tantas cosas que me vienen a la mente, sin embargo no logro aterrizar nada de lo que traigo hecho nudo entre la cabeza y el corazón, después de haber sido el mejor modelo del "calladita te ves más bonita" y haber enterrado mis pensamientos lo más profundo posible, me prometí a mi misma jamás quedarme callada sobre algo que me molestara o inquietara, todo para evitar la asquerosa ansiedad y sus ataques.

Después de mi ruptura de compromiso nupcial decidí que no necesitaba ser "la señora de Tal" y que no había necesidad tampoco de una formalidad con alguien, así que ejercí mi soltería de la mejor o quizá peor manera posible, el calificativo sale sobrando cuando te das cuenta que muy en el fondo si quieres que quien comparte tu cama se quede a desayunar y talvez hasta a comer; que piensas que no estaría tan mal tener a quien llamar cuando te llega una invitación a un evento con dos boletos y al intentar devolver uno te responden con un "pues lleva a alguien" pero sabes que es una indirecta muy directa de la familia para hacerte saber que eres la única mujer de tu familia que sigue soltera, que hasta el papá de tu jefe te dice que ya no estas en edad de seguir soltera y que aun y cuando te cansaste de argumentarle a todo el mundo que el matrimonio o la vida en pareja no es lo tuyo, hay una voz amordazada por dentro que quiere gritar "claro que quieres, sueltame, quiero tener a quien amar" y me negué a escucharla y en ese tenor dije que no quería estar con nadie y que iba a conocerme y todo el rollo existencial que encontraba para mantenerme fuera de una relación formal.

Un buen día conocí a alguien que pidió un periodo de prueba para ver qué pasaba, y después de haber perdido tantas oportunidades en mi vida de diversa naturaleza, decidí que no debía negarme la oportunidad de intentarlo, así que dije que si... Vestí mi alma de colores y la entregué como el único regalo que puedo entregar, hubo tanta honestidad en sus palabras que estúpidamente creí que nada podía salir mal, pero jamás digas eso porque Murphy puede venir a meter su cuchara y decirte cuan equivocado estas, no recuerdo haber sentido alguna vez tanto miedo de fallar: fallarme a mi, a él y al mundo... En mi afán de hacer bien las cosas todo salió mal, no tomé en cuenta el factor hormonal y sus efectos adversos en mí ¡En verdad quería que fuera él! había química, podía dormir plácidamente entre sus brazos, me enamoré de sus mensajes de voz y de los movimientos de sus manos al hablar, de su mirada que me transmitía tanta calma, era ese tipo de hombre que sin problema alguno llevas a una reunión familiar sin temor a la hoguera, no era mayor sino de mi edad, alto, bien parecido, con una voz encantadora y una sonrisa que sabía derretiría hasta a la más perra de mis tías; tan trabajador que hasta mis tios lo abrazarían en señal de aceptación y entonces yo cual novia enamorad... ESPERA! Su silencio incómodo cuando le preguntaron durante nuestra última cita ¿Y qué son? respondió todas mis preguntas y congeló todo dentro de mí.

Una vez más puse una carga muy pesada en los hombros de alguien y en mi misma, de nueva cuenta entregué todo lo que tengo a un perfecto desconocido que pasaba por su escrutinio cada una de mis palabras y acciones para ser juzgadas bajo conocimiento ficto de causa como si una relación fuera un juicio mercantil, alguien que no se permite sentir y que al menor gesto de emoción levanta pilonas de acero para destruir con indiferencia todo lo que pretenda cruzar su frontera. Y hace bien, desearía poder realizar ese mismo análisis frío y detallado de las cosas para no caer en ilusiones sin sentido con personas que hacen de su actuar un contrato con clausulas tan severas de penalización que al menor error, termina anulado; en mi trabajo lo hago todos los días, analizo cada situación para evaluar los posibles riesgos, leo a la gente, veo cuando mienten, analizo su lenguaje corporal, ¿Por qué carajos no puedo hacerlo con quien me involucro? Falta de inteligencia emocional quizá, hasta a la mejor Leona se le va la cebra, por lo que sea... Murphy ganó de nuevo.

Probablemente no lo leas, probablemente si, me enseñaste la lección más valiosa de mi vida: No entregarme y no confiar en nadie hasta que demuestre lo contrario. Se que debo darte las gracias pero no quisiera, porque en verdad quería que fueras tu, que no fueras tan severo en tus juicios, pero la gente nunca cambia y el fuego nunca sale de juerga con el hielo. Al final, la liebre no salió del sombrero, el acto del mago no salió como lo planeaba y es que a la liebre se le atravesaron las hormonas.

En verdad lo siento, perdón, gracias por todo, adios.

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