domingo, 24 de junio de 2018

De los finales tristes y otras cosas

Aquí estoy ante ti...

Me entrego como un libro abierto para que puedas leer todas y cada una de mis páginas, algunas están escritas en hermosa caligrafía, llenas de florituras y tintas de colores, algunas otras son casi ilegibles, arrugadas y con tinta corrida por las lágrimas.

Si deseas en realidad comprenderme, te pido que las leas todas, no saltes ninguna, en ellas encontrarás por qué se me entristece el alma, sabrás por qué durante al menos una vez al mes mis lágrimas brotan solas de mis ojos sin motivo aparente, sabrás por qué extraño a mi oso de peluche y me levanto a fumar por las noches, por qué a veces digo tanto y a veces nada, entenderás por qué me quedo contemplando la nada y me refugio en mi oficina como si fuera mi casa del árbol, también encontrás la razón de mi mal humor y de mi ternura, de mis fetiches y manías, de mis filias, mis fobias e incongruencias.

Léeme y no me juzgues, léeme con una mente abierta y sin prejuicios, léeme como si fuera una novela de ciencia ficción, ahí donde no existe la lógica ni la razón, dónde cualquier cosa puede suceder en el momento más inesperado, pasa cada página con cuidado porque hay algunas frágiles, pueden romperse en cualquier momento, léeme con el mismo respeto que yo te doy al abrir mis páginas para tí.

Cómo puedes ver, aún quedan capítulos por escribir, aún me quedan hojas en blanco para continuar, tengo lista la tinta y las plumillas para seguir y ahora que me has leído puedes decidir si puedo ser tu libro favorito o me dejarás en el estante, no puedo darte nada a cambio mas que éstas páginas vacías para escribir, quiero saber si la siguiente página será un adiós más o un para siempre que durará un par de capítulos hasta que decidas irte como cada protagonista que llegó y se fue, al final sólo quiero ser como un libro de Kawakami, que aunque el final sea triste, tenga capítulos que valieron la pena, porque todos los finales son tristes y las despedidas lo son aún más.

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